lunes, 22 de diciembre de 2014

Somatizar es una de las sensaciones màs asquerosas que puedan existir. Por ser cobarde y huir de los propios problemas no resueltos uno termina convirtiendo el primer dìa de verano en el dìa màs frìo y enfermo que haya tenido jamás. Sin haber comido algo podrido el estomago siente que contrae y que se acerca cada vez más a la boca, casi al punto de salir disparado hacia afuera. Sin haber trasnochado ni dormido menos de ocho horas te hace querer arrastrarte incluso para cerrar una puerta, incluso para salvarte a tì mism@. Hace que el síndrome pre-menstrual se sienta incluso más allá de lo corpòreo, que se sienta que todo lo que està fuera de uno està siendo afectado por esta vìspera de la sangre. No hay ganas de moverse por nadie, ni siquiera por uno mismo, porque el cuerpo ya no aguanta màs la cruz. Los pies no pueden levantarse del suelo, simplemente porque la gravedad hoy està màs fuerte que nunca. Obtener vitamina D de la luz solar no basta para dejar de tener los ojos entornados en lugar de despiertos. La ùnica esperanza que parece haber es que todo siempre cambia y nada es definitivo, por lo que esto en algùn momento tendrà que terminar

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