jueves, 25 de abril de 2013

Un amigo en tu camino que no es un paco

No sé si soy una persona que está siempre atenta a las cosas que pasan a mi al rededor y que todo es una eventual oportunidad -lo dudo por mi afamado déficit atencional-, o si en realidad me dejo sorprender con cualquier cosa, o si de verdad las circunstancias a veces me regalan momentos que son muy improbables. Como sea, estar de vacaciones siempre implica una predisposición a ver cosas que si ocurrieran en nuestro día a día normal no nos detendríamos a mirar o apreciar. Este verano nos fuimos con Maxi a mochilear al sur del país donde vivo, cosa que nunca había hecho antes y de la que no me arrepiento en lo absoluto, pues siento que fue una experiencia de crecimiento personal y amoroso. Compartir experiencias llamémoslas "extremas" o más que eso, "inusuales pero entretenidas" con un pololo creo que es una de las cosas más lindas que me pudo haber tocado. Hoy, inserta ya en mi día a día del que hablé más arriba, miro la experiencia y me admiro y alegro de haberla podido llevar a efecto con amor y paciencia. En fin, a lo que iba es que estábamos mochileando. Estuvimos en Chiloé (Ancud, Cucao, Cole-cole, Achao) y nuestro próximo destino sería el valle de Cochamó, un lugar del que no habíamos oído hablar demasiado pero que las fotos demostraban que valía la pena conocer. Luego de muchos fails llegamos al lugar -pensábamos que llegar tomaba 15 minutos de caminata, mas eran 5 horas...algo así como 20 veces 15 minutos, muy lejano a nuestras expectativas-, y fueron días intensos: llegamos sin mucha información de qué es lo que había allá y nos encontramos con que habían muchos recorridos de trekking que una persona tan sedentaria como yo podía hacer sin morir en el intento. Por Maxi no había problema, porque él sí había hecho trekking antes y estaba harto más en forma que yo. Hicimos tres trekkings en ascendencia de dificultad: el primero era un circuito de cataratas de tres horas aprox, el segundo era un cerro que tomaba 3 horas subirlo (y por lo tanto otras tres y un poco más bajarlo) y el tercero otro cerro con el que culminó nuestra visita al valle: 5 horas subiendo para llegar a unos picos desde donde se veía el estuario de reloncaví, el volcán osorno, las montañas con que Chile limita con Argentina...era una vista aérea que jamás en mi vida había experimentado estando arriba de un cerro subido con mis propios pies. Los dos estábamos extasiados, pero yo estaba en shock porque no entendía cómo había YO subido hasta ahí.


Subí esto...ahora hay que bajarlo? no wayyy

 Todos estos trekkings nos dejaron agarrotados -al menos a mí-, con las piernas bien duras pero con el cuerpo cansado. Calculamos la cantidad de tiempo que teníamos pa seguir viajando y, al día siguiente de este último trekking teníamos que partir. Era un día domingo y asumimos que por ser el día de descanso por excelencia de la semana los horarios de los buses a Puerto Montt serían distintos a los del resto de la semana. Se supone que un bus salía a las 15:00 hrs desde las cercanías al comienzo del sendero que dirigía hacia el valle de Cochamó, por lo que calculamos a qué hr debíamos salir: 5 hrs caminando y un poco más...teníamos que salir ojalá un poco antes de las 11:00 am. Habíamos oido hablar de un "tobogán natural" al que no habíamos ido, y no queríamos irnos de Cochamó sin haber ido ahí. Fuimos a la velocidad de la luz para "cumplir" y partimos caminando. Lo hicimos bien rápido para tratar de estar en el paradero un buen rato antes de que pasara el bus. Entre medio me saqué la chucha y media con una caída fea y eso estorbó el ritmo al que iba caminando. No llegamos a las 3, pero al encontrarnos con unas personas que nos llevarían al cruce donde pasaba la micro nos dijeron que ese día la micro pasaría a las 17:00 hrs. esperamos y esperamos y nada pasó. no era necesario que ese día llegáramos a Puerto Montt, pero era lo ideal. Yo ya le había avisado a la Maca que llegaríamos a su casa ese día en la noche, pero al ver que la micro no pasaba ni por si acaso nos empezamos a asustar y pensamos en agarrar el teléfono para anunciar que no llegaríamos. Empezamos a caminar hacia el pueblo de Cochamó para buscar alojo y para hacer hora mientras no pasaba nada. Conversamos con un kioskero y nos dijo que la micro ya había pasado, lo que aumentó nuestra ansiedad y nervios porque esta parte del viaje no estaba yendo como la habíamos planeado. Nos recomendó que siguiéramos caminando hasta llegar al pueblo de Cochamó y que allí hiciéramos dedo, pero que si teníamos mucha suerte sólo encontraríamos transporte hasta Ensenada, y ni cagando hasta Pto Montt. Caminamos y caminamos bajo el sol, hacíamos dedo y nadie nos pescaba (de hecho pasó Ricardo Astorga pero el wn ni nos pescó).


Homenaje a un "mochilero" de 4x4

Llevábamos como una hr caminando y pasó una camioneta que nos dejó en el pueblo de Cochamó y que nos recomendó amablemente -dentro de lo pesimista que era- que hiciéramos dedo frente a la comisaría de los pacos,  porque ahí había más posibilidades de que nos llevaran, al parecer inspiraríamos más confianza. Nos dejó por ahí, caminamos más, llegamos a la comisaría y ningún auto se detenía siquiera a mirarnos. éramos solo dos sujetos, no entendíamos qué tanto estorbaríamos en las mansas camionetas que pasaban. Ya llevábamos como 45 minutos (en eso pasó de nuevo Ricardo Astorga y nos hizo un gesto de que "iba y volvía" y que por eso no nos servía) y le digo a maxi "un rato más y si no llamo a la Maca para decirle que no llegaremos hoy a Puerto Montt". Pasó ese rato, nada pasó, así que me decidí a llamar a la Maca. Me contesta y le digo "Maca, sabí que no pasa nada así que yo cacho que llegaremos mañana a Puerto". Me dice "Mane, tranquila, tienen que tener paciencia", y en medio de esta frase estábamos haciendo parar a una camioneta gris que pasaba, una camioneta grande, aparentemente desocupada salvo porque iba un hombre a bordo manejando. Se detuvo y nuestros corazones palpitaron más rápido. Le dije a la Maca "paró un wn, te llamo altiro!". El tipo, moreno, medio calvo y fornido, se detiene y baja la ventana. Le preguntamos a dónde va y nos dice "a Puerto", a lo que reponemos "puerto MONTT?" y al ver que asintió con Maxi nos miramos y chillamos por dentro, no dudamos en ir y meternos rápidamente en su camioneta. Nos pidió que reacomodáramos algunas cosas para que nos pudieramos ir bien sentados. Saqué una caña de pescar que estaba en el asiento de atrás y la moví al pick up que estaba más vacío que lleno. Nuestra primera inclinación fue meternos en el pick up pero el tipo nos dijo que nos fuéramos adelante con él. Encontré que eso era un buen acercamiento, Maxi por su parte lo interpretó como un movimiento psicópata jajajaa, pero en fin. Se presentó, se llamaba Christian, le gustaba pescar por hobbie -de hecho se encontraba pescando en el río Cochamó- y trabajaba en una salmonera en Angelmó. Era Santiaguino, tenía familia en Santiago, pero él se había enamorado del sur, se había casado con una Puertomonttina, tuvo una hija y un hijo, se separó, su señora se fue con sus hijos a Santiago y ahora él se encontraba viviendo en una población llamada La Vara en Puerto Montt, solo pero no mal acompañado según dijo. 

Agarramos confianza bien rápido, le preguntamos sobre su trabajo, sobre su relación con sus hijos, con su ex mujer, con las mujeres hoy en día. Tenía muy buena relación con su hija que era una adolescente, su hijo era más pequeño. Su señora lo había dejado por un compañero de la universidad, lo que en su momento le dolió mucho pero que ya lo había superado. Hoy tenía sus pinches por aquí y por allá pero nada serio, al parecer ya no creía mucho en el amor. Se oía algo resentido por lo que le había pasado con su señora. Aún así, sonaba a que era un tipo recto, no mediocre, protector de sus hijos -nos dijo que él ni cagando dejaría que su hija se fuera a mochilear con un pololo-, odiaba a las personas que no respetaban al medioambiente y botaban basura en cualquier lado, a la gente que hacía su trabajo a medias, a los que vivían para el trabajo y no tenían ninguna afición, a los que no respetaban sus sueños, y creo que en nosotros vio que éramos el tipo de persona que le agradaba. Nos confesó que nos dejó subir a su camioneta porque teníamos "buena pinta", y que a medida que viajamos (fueron tres horas de viaje) se dio cuenta de que éramos buenos seres humanos, despiertos, soñadores y audaces. Quizás él era así de joven. 

A mitad de camino, cuando íbamos llegando a Ensenada, nos dijo que quería parar a comer algo en un lugar al que siempre iba y nos preguntó si lo disculpábamos por eso. Obviamente le dijimos que no habría problema, total él era nuestro salvador así que podía parar todas las veces que quisiera. Paramos en un local al aire libre con un vistazo al lago Llanquihue y al volcán osorno. Vendían sandwiches de salmón con queso crema y lechuga. Al principio pensamos en quedarnos mirando a Christian mientras comía su canapé, pero luego con Maxi dijimos: "llevamos 5 días comiendo arroz con arroz...démonos un lujo, total hace como 5 días que no gastamos un peso". Y nos compramos un sandwich para cada uno. Cuando nos instalamos a comer sentí tanto agrado, pero de ese agrado que me hacía sentir mal de lo cursi: estaba comiendo algo riquísimo, con una vista como de postal, con gente bacán. Era mucho más de lo que merecía, aunque sé que no soy una mala persona. no sé... en ese momento sentí que estaban alineadas todas las dimensiones de mi vida en su mejor punto. Incluso a pesar de estar hecha un estropajo -no nos duchábamos hace sus días, mal alimentados, machucados, con cara de haber pasado frío algunas noches- me sentía linda de puro que me sentía excelente en ese momento. Nada podría haber arruinado ese momento. De hecho mi cámara fotográfica se había manchado con comida y me importó poco al lado de la dicha que sentía. A propósito de eso ocurrió algo chistoso: Maxi quería fotografiar la vista que teníamos y le dije que mi cámara la había dejado en mi bolso que estaba en la camioneta. Fue a buscar la cámara y se metió en una camioneta que no era la de Christian, sino que la de nuestros vecinos de mesa en este local ajajajajja así que estuvimos un buen rato riéndonos de eso.


La vistita

Abordamos nuevamente la camioneta y seguimos rumbo a Puerto Montt, ahora sin detenernos. La Maca me había pedido que la llamáramos cuando estuviésemos en Puerto Varas. Así lo intenté hacer, solo q la batería de mi teléfono murió en el intertanto. Le pedí el teléfono a Maxi y su batería tb murió (en Cochamó no habíamos tenido corriente como pa cargar) y quedamos en nada. Christian dijo "pero lleguen no más po, si ellos saben que van a llegar hoy...dónde es?" y le digo que es en valle volcanes. "ah, pero yo vivo al lado! yo los paso a dejar!" y nosotros "no christian, no te molestes, ya te molestaste demasiado" y nos dijo que no éramos para nada molestia, que lo habíamos entretenido en estas tres horas de viaje y que él feliz de ir a dejarnos xq debíamos estar raja. Así que eso hizo. Nos fue a dejar donde la Maca y creo que no pudimos haber terminado nuestro día más agradecidos.
A eso me refiero con que de repente pasan estas cosas que nadie programa, que son espontáneas, que salvan a unos, que entretiene a otros, que nos hace reafirmar que no toda la gente es estúpida, que la gente trabaja pa ganarse la vida pero que no por eso son canallas, que es bueno tener un hobbie, que la vida es distinta en la capital que en una ciudad lejos de la capital, pero que igual podemos compartir lo que es sentirse una basura o sentirse pleno. 

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