viernes, 25 de mayo de 2012

qué ganas..

Este blog es como una cantina para el borrachito: vengo cuando siento que debo hacerlo y lo cuento todo. Me siento expuesta y a la vez escondida: expuesta porque cualquiera con internet puede acceder a este blog, pero escondida porque así está mi dirección. Sólo la gente sapa de facebook que revisa la información de mi perfil puede ver la dirección y si tiene más ganas de sapear puede leerme. Y escribo con conocimiento de causa (sabiendo que casi solamente los sapos llegarán aquí). En fin. Hoy venía de vuelta del dentista a mi casa en el bien ponderad recorrido 117, mientras leía un libro que hace un tiempo llegó a mis manos porque mi papá lo pilló en el persa y pensó que sería de mi interés: El Movimiento Feminista Alemán, escrito por varias autoras en el año 1984 (aparentemente). 

El libro en cuestión. Disponible en Persa Bío-Bío.

No pienso que sea un libro demasiado "adoctrinador", es más bien histórico. Es por eso que no me he sentido demasiado reformada después de leerlo, pero sí hay ciertos pasajes y otros detalles que me han dejado pensando. Por ejemplo, no tenía idea de las convergencias primigenias del movimiento -había una corriente que pensaba que la mujer sólo debía emanciparse en lo económico y lo educacional, mientras la otra vertientente agregaba a esto la noción de que el matrimonio era perfectamente prescindible-. Me llama la atención porque por el último caso pareciera que es una mujer del siglo XXI la que habla, cuando en realidad es una mujer del siglo XIX. Me cuesta entender cómo eran capaces de darse cuenta de ciertas cosas siendo que la sociedad en que vivían era mucho más acartuchada que la de hoy, por lo que para decir esas cosas había que tener más valor que hoy que ya somos una sociedad más heterogénea y tolerante a la diferencia -no todo lo que quisiera, pero al menos tolerantes en términos relativos-. Admiro a esas mujeres que fueron capaces de demostrar su aversión por un sistema y los agentes que las oprimían día a día y proponer el cambio que la sociedad necesitaba. A veces dudo de si yo hubiese tenido ese valor si hubiese vivido en esa época. Mientras pensaba en eso mi mente se disparó y, ayudada por alguno de los pasajes que leí, me puse a pensar en que en el caso de la cuestión social femenina aplica la misma dinámica que aplica para la cuestión social obrera, pues tenemos condiciones materiales que determinan nuestra clase y su curso. En el caso obrero tenemos al proletario que se enfrenta al amo porque este último se ha adueñado de los medios de producción y eso ha hecho que la producción no se oriente a satisfacer las necesidades vitales (también estoy parafraseando a Herbert Marcuse en El Hombre Unidimensional, sí), sino a satisfacer necesidades falsas y que no responden a la supervivencia. Me gusta escribir aquí y no sentir que a esto le van a poner nota, porque puedo escribir lo que quiera de la forma que me plazca y en el orden que se me pare el hoyo. Y en el caso de la mujer tenemos un sistema que resguarda la relación de dependencia que hay de parte de la mujer hacia el hombre, un sistema firme que sólo se encuentra "equilibrado" en la medida que mujer y hombre respondan de la manera en que el sistema lo exige: la mujer casándose para no ser pobre (porque la mujer no trabajaba, y si es que trabajaba era un comodín que era usado como el último de los recursos). Esa materia es la que determina la conciencia de los sujetos participantes de ese sistema. Y no sé si es una falla de fábrica o una maravilla que de pronto aparezcan personajes como estas mujeres, por ejemplo, ilustradas y que no sólo buscan formar al "hombre nuevo", sino también a la "mujer nueva". Está claro -y de hecho Marx y Engels me apoyarían- que la inclinación de las mujeres hacia el desafío del sistema será más probable si son mujeres ilustradas o que al menos leen sobre las distintas opiniones o teorías que hay sobre algún aspecto en particular de la realidad. Son mujeres que su cabeza está ocupada por lo menos una vez a la semana en lo que piensen que merece lectura. Me perdí pero ya dije muchas cosas que quería decir. adiós!

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